martes, 3 de noviembre de 2015

BIME 2015

El cartel de este año no tenía tanto atractivo como el del año pasado, pero Bilbao es una ciudad que mola, donde se come estupendamente y en la que, visto lo visto, se alarga el verano el fin de semana del BIME. De jueves a domingo casi todo el rato en manga corta, noche del viernes, exteriores, incluida. Que no soy de Bilbao pero del norte montañoso sí, algo se tenía que notar. 
Las últimas confirmaciones (Planetas, Richard Ashcroft, Stereophonics, Zola Jesus, si mi mala memoria para estas cosas no me falla) añadieron alicientes a los ya conocidos: The Go! Team y !!!, y ya se me ha olvidado el resto. 
No contaré la visita al Guggenheim (expo de Basquiat cazada al vuelo, ¡terminaba el domingo!), ni las tapas y pinchos, ni la excursión en barco por la ría el sábado, ni el mero en un restaurante a pie de playa en Guetxo, os lo imagináis, ¿no? Dura, la vida del festivalero.

¡Al lío, el festival! 
Nada de cola en el acceso, mejor, registro de pulsera para pagar medio hecho, carga hecha en 3 minutos tras entrar, recelos por el método cashless auyentados en un tris. Nos comimos nuestras previsiones de fracaso. Muy bien, incluso ya me han devuelto la pasta, como prometían. Los que no me la devolvieron, y eso que me tangaron De viaje, fueron Los Planetas, pero me estoy adelantando. 

Llegamos a Zola Jesus, hay muy poca gente, tan poca que en seguida vemos a Laura por un lado y a Jesusito de Jesús por otro. ¡Viva! Me encanta saludar gente en los festivales. La Lady Gaga gótica, dijo Laura, y a fe que sí, solo había que ver como bailaba, intentando imitar los cabeceos de sobra conocidos de nuestra querida Walkiria. Me quedé con Laura y Jesús mientras el resto de la expedición barcelonauta se iba a Benjamin Clementine. Yo decidí no ir porque es muy bueno y ya me lo había perdido en el Vida y enmendar errores, ¿para qué? No era el día, me estaba gustando Zola Jesus y quería ver bien a Los Planetas, qué sé yo. Pues eso, que Zola Jesus bien, me acojoné cuando me pasó al lado al marcarse un Matt Berninger, y eso que no es mucho más alta que mi sobrina de 9 años. Tiene presencia y actitud, y las canciones, unas mejor que otras. Pedazo crónica me está quedando, ¿eh? 

Entre avituallamientos (este año la zona de comida es exterior) y wc pasa el rato, paso de Everything Everything, me saluda Nele de Neleonard (tú eres de Barcelona, ¿no? y hablando, hablando, me entero de cositas de su próximo disco y le digo que Jesús ronda por ahí) y me da tiempo a ver dos canciones de Benjamin, que por suerte para mí no son suficientes para maldecirme por habérmelo perdido. 

Vuelvo al escenario de Los Planetas, sola. Los barones quieren verlos pero llegan cuando está empezado y es imposible encontrarse y por primera vez voy a  verlos “on my own”, y me apetece. A ver qué pasa. Pasa que cuando la tercera canción es Rey Sombra se me pone un nudo en la garganta y casi me saltan las lágrimas. Por la juventud perdida, por la vejez-viruelas alcanzada, que sé yo. Concierto extraño, de sonido justo (ese escenario el viernes sonó como el culo, en general), J se equivocó en la letra de dos canciones (pondría la mano en el fuego, aunque en realidad, ¿qué más da?), corto, y más corto si le robas una canción al setlist (¿por qué?). Setlist que se quedó un chaval extremeño pero del que me dejó hacer foto. Nudo en la garganta otra vez en Santos que yo te pinté,  emoción contenida en Nunca me entero de nada y saltos contenidos todo el concierto, solo ligero rebote de gemelos en Alegrías del incendio y Pesadilla en el parque de atracciones. Y disgusto gigante al ver que se habían largado sin tocar De viaje

La foto es un asco ¡ya lo sé!

En fin. Iron & Wine fue el gran perjudicado de los solapes, porque después de localizar a parte del equipo, fuimos a Steorophonics. Calculaba que no los veía desde 2003 pero no, fue antes, en mi primer FIB, el de 1999. Dieciséis años de nada. Me gustaron, porque muchos de los temas los he oído a lo largo de estos años aunque nunca les haya seguido activamente (Maybe tomorrow, Have a nice day), son una banda solvente con solista de gran voz y porque el tema que descubrí que era de ellos cuando “estudié” para el BIME, Dakota, lo tocaron al final, en un ídem de concierto apoteósico, con gente brazos en alto y coreando (esta y otras, todo sea dicho). 

El siguiente perjudicado de los solapes fue Matthew E White, pero mi cuerpo pedía salsa y eso era lo que nos iban a dar The Go! Team. Salsa o una clase de aeróbic. Castigados con un sonido infame durante las cuatro primeras canciones (siendo precisamente la última antes de que le pusieran solución mi preferida, cosa que no impidió que bailara como una loca), remontaron el concierto con dosis extra de desparpajo, actitud, no parar en el escenario y pedirnos que hiciéramos lo propio abajo. Lo consiguieron a medias, la mayoría del público simplemente estuvo, pero eso nos permitió plantarnos como si nada en primera fila y seguir dándolo todo con ellos. Desde el del primavera 2005 que no me lo pasaba tan bien en uno de sus conciertos. 


Los últimos, djs aparte, era Crystal Fighters (casi escribo Castles, imaginad el caso que les hice) bien pero no son lo mío, los vimos de charleta con los riojanos y ni tan mal. 
Suerte que el dj que seguía empezó con tecnazo, porque huimos corriendo (literal) hacia el metro, para pillar el que pasaba a las 3:30 (los de SantFe y la baronesa se habían retirado antes y avisaron de que solo pasaban cada hora). Llegué sin resuello, pero misión cumplida. 

Tras un día movido y sin siesta, conseguimos llegar a Savages, que empezaban a las 20:35, así que fetén. Ni frío ni calor así que tras las paradas técnicas de rigor, a esperar a Villagers. En primera fila del auditorio, lujo. Confesión: no los conocía, apenas me sonó alguna canción, y sin embargo, te quiero. Ma-ra-vi-lla. Con arpa y contrabajo y una voz hermosa y cálida y esas canciones que sí, no conocía, pulidas, delicadas, con letras que tocan la fibra y la retuercen y casi duele, pero esta noche no. Preciosas Courage, Dawning on me, Nothing arrived y Hot Scary Summer. 



De Richard Ashcroft vimos poco. Culpable: la fiesta privada Beefeater, que habían “ganado” vía redes los riojanos y que, si nos ponemos burros, fue lo mejor de la noche. 
Salir de allí e irse a Michael Kiwanuka (aka Murakami, Kawasaki, Kivaniwa, no había manera) igual no fue una gran idea, porque el chaval es bueno, muy bueno, pero viniendo de bailar La Casa Azul, Depeche y habernos perdido Gritando amor, no era el momento. 
Pero mira, esquivamos a Imagine Dragons, que aún es hora que les escuche una canción. 

L.A. era(n) el(los) siguiente(s). Guapo, carismático, buena banda, buenos temas, increíble voz, pero le falta ese extra punch, je ne sais quoi, que les podrían hacer una gran banda. Un poco lo que les pasa a Jayhawks, no me lapidéis por la comparación. Pero buen concierto, ¿eh? Allí estuvimos de principio a fin. 

A Kakamadafaka (sé que me dejo dos k y una d), los oímos de fondo, mientras en la primera fila, esperando a !!!, riojanos y barceloneses sellábamos la amistad festivalera con risas y tonterías. 

De !!! solo diré que solo conocía una canción del setlist, Must be the moon, y lo puedo asegurar porque me llevé uno, y no paramos de bailar. Estar en primera fila y ver los movimientos de cadera y brazos de Nic Offer tan de cerca motiva la suyo. Tocarle el pelo cuando pasa cerca de ti entre el público en una de sus múltiples inmersiones y que te choque la mano un par de veces cuando vuelve por el foso, también. Él llevaba la dosis justa de lo que lleve y nosotros la nuestra de gintonic, y fue la bomba. ¿Calidad musical? Les ganan otros, claro que sí. ¿Diversión? En este BIME solo les podría superar el ya mencionado vagón/salón  pero no seré tan exagerada y creo que estos dos fotones durante !!! valen más que mil palabras. 

 Foto: Mikel Antuñano para bi fm

Foto: Matías y su cámara ubicua

Mat, Lou, Javi, Eli, Lau, Jesús y Nacho, gracias por este BIME. See you next year? 

domingo, 25 de octubre de 2015

Low, tensión electrizante

Antes de que las primeras notas irrumpieran en Gentle y Alan Sparhawk cantara Gentle, middle, quiet, narrow la percusión, alargada más tiempo de lo que dura en disco, convirtió la sala en un corazón palpitante. El público, me incluyo, guardó un silencio casi sepulcral, reverente, que se mantuvo la hora y cuarenta minutos que duró el concierto. Casi lloro de emoción, por ese mutismo. Permitió apreciar y disfrutar los minúsculos silencios que se intercalan entre los detalles delicados y la convulsión distorsionada de las canciones de Low. 

Presentaban disco, Ones and Sixes, y se notó porque apenas se dejaron tres canciones. 
Del álbum anterior, The invisible way, denostado por algunos pero al que debo mi conversión al lowerismo (me perdonaréis el palabro), tres, tocadas del tirón, una tras otra, Plastic Cup, On my own y Holy Ghost. El morreo que le dio Alan Sparhawk a la guitarra para conseguir la distorsión final de Pissing dudo que se me olvide en tiempo. 
Tampoco se me olvidará el balanceo de mi cuerpo y cabeza con Monkey. 


O los coros finales que nos animó a cantar con él (“You can do it, you can sing, and no one is gonna make fun of you”), cosa que no hice, por supuesto, no quería arruinarle el momento a mis vecinos, en la última canción, When I go deaf (de inicio accidentado, pues olvidó la letra), un momento de comunión con el que quizás quisiera premiar el silencio de todo el concierto.  

Puede que a Alan le fallara la voz en algunas notas, especialmente al principio (¿faltó calentamiento?). ¿Qué importa? A Mimi Parker, un prodigio de delicadeza y contundencia, no le temblaron ni la voz, soberbia, ni las baquetas. Porque ya me pedí ser Georgia Hubley de mayor, que si no... 

A ratos inquietante, a ratos balsámico, en ningún momento indolente, el concierto de Low fue una maravilla de principio a fin.


El setlist, aquí

lunes, 7 de septiembre de 2015

Yo la tengo de mi vida


Llegué muy tarde a Yo la tengo, en la vida quiero decir, y no recuerdo cuándo fue la primera vez que los vi en directo. Probablemente en el primavera 2003. O en el FIB 2005. Incluso es posible que mi primer concierto fuera el del 9 de junio de 2008 en Apolo. Porque no me acuerdo de si los vi en aquellos festivales, como no me acordaba de haber visto a Go-Betweens en un wintercase (que sigo sin acordarme, pero eso pone en la entrada). 
¡Imperdonable!, gritaréis, y bueno, no se puede seguir a Yo la tengo desde el primer disco y bordar el salmorejo en dos veranos. 

Sí recuerdo ir en un coche subiendo las Ramblas y que sonara Sugarcube y preguntar qué era aquello y que N.* me contestara “Yo la tengo” con ese tono que indica que estás preguntando una obviedad pero te contestaré sin soberbia. El recuerdo lo situo entre 2003 y 2005, así que quizá ya había visto a YLT en directo y no habían tocado Sugarcube o no hubiera preguntado, o sí, vaya usted a saber, es más, tenía ya un par de discos, el And then nothing turned itself inside-out y el Summer sun, pero ahí no está Sugarcube, y yo esa canción la había bailado en los 90 en algún sitio. 
Total, que a partir de aquella revelación, fui comprando más discos, y en algún momento mi amor por ellos se afianzó y empecé a no perderme ni uno de sus conciertos y desde 2008, y salvo en 2011, les he visto cada año. 2008 en Apolo**, 2009 en el PS, 2010 en Apolo otra vez, 2012 en el PS***, 2013 en l’Auditori, 2014 en el Vida y el viernes pasado en el Tibidabo. 

¿El Tibidabo? Sí. A alguien se le ocurrió que era una buena idea hacer un festival allí, de dos días, poner a Yo la tengo y Mogwai de cabezas de cartel y cobrar 40€ por día y no poner abonos. “No, es que va a ser una cosa íntima, solo 2.500 personas” me dijeron por redes cuando me quejé de la falta de abonos. Grrrr, le mascullé a la pantalla del móvil. Pues los dos días no voy a ir, pero a Yo la tengo no puedo faltar. Dit i fet. 

El mal día que hizo en Barcelona el viernes no es culpa de la organización, pero que tuvieran que poner carpitas de esas blancas de 2x2 metros en el escenario porque no habían previsto una cubierta es solo un botón de muestras de que llamarles “organización” es ser bastante generoso o de que iban sobrados de optimismo. Solo había una barra miníscula con cuatro camareras en el “escenario grande”, que en realidad es pequeño, y no estaba ni a la mitad de aforo. No tuve ningún problema en que me sirvieran rápido y bien pero no quiero pensar qué podía haber pasado si venden las 2.500 entradas que decían. En prensa he leído 200 o 300, “600 según fuentes no oficiales” (¿los dos días?) y muy bien, estábamos muy a gusto, pero llegan a agotar y nos caemos rebosando por las barandillas. Tampoco me creo que habiendo pagado 40 eurazos más gastos te quedes en casa porque llueve (un poco, y dejó de hacerlo a las siete de la tarde) y hace frío (bastante, yo me quedé corta con el jersey, pero ni resfriado pillé). Pinchazo. 


Bueno, da igual. Lo importante. El concierto brillante de hora y tres cuartos que se marcaron. Conté y me desconté las canciones, pero digo 16 ó 17 y mi web de setlists favorita dice que 17. 
No tocaron Black Flowers, ni Sugarcube, ni Tom Courtenay, ni falta que hizo. Bueno sí, Black Flowers falta en demasiados setlists, creo que solo la he disfrutado una vez en directo, o ni eso, pero no desfallezco. 
No faltaron Stockholm syndrome, Ohm, You can’t have it all y Big day coming, estas dos últimas en el maravilloso bis final acústico. 
El sonido fue bueno. Distorsionaron, metieron ruido y caricias, y como siempre, estuvieron impecables y maravillosos. Y yo de mayor quiero ser como Georgia. Y amo a Yo la tengo. 


*A N. me lo encontré el viernes en el Tibidabo, y me contó que cuando vio a Yo la tengo por primera vez, en un garito de Edimburgo, al final dijeron que el mejor grupo de la ciudad eran los Bay City Rollers. Al día siguiente fue a una tienda de discos, y le pidió al tipo de aspecto metalero que le atendió si lo tenían. Sí, claro, y compró uno. Era, segun palabras de N., una horterada total. Años después, en un primavera, se cruzó con Ira el jueves o el viernes, lo abordó, y aparte de decirle lo típico de great show, le contó lo del disco hortera, pero había olvidado el nombre del grupo. Ira no se acordaba de nada. Al día siguiente, antes de salir de casa para ir al festival, a N. se le ocurrió buscar el disco. Lo encontró. Y esa noche volvió a cruzarse con Ira, y se lo dijo. “Oh yes, the Bay City Rollers! It was a joke!!”. 

 

**En esta crónica del concierto de 2008 digo que “los he visto un par de veces”. 

***En esta otra de 2012 ya hablé de “sopotocientas”. 

La típica foto mala de concierto es mía. 

lunes, 27 de julio de 2015

Falles de Llesp


Van set. Set anys consecutius que baixo i corro falles a Llesp. Com es diria si fos un festival, des de la primera edició. 
Altre cop, com des del tercer any, dubtes de si correria la setmana abans. Veient la previsió de pluja i tronades i pensant que què malament, però així tindria excusa. 
Encara que enguany tornava a tenir llespwecaners que a més havien manifestat desig de córrer si es podia (mon germà Xavi és un sargento a l’hora d’assignar falles). 

Però un cop més, va ser arribar, veure el bon temps, veure el faro plantat a la plaça, i decidir que sí, que tornem-hi, que he de fer la cerimònia anual de purificació, renovació o el que sigui, que aquest any ho necessito més que mai. 

Pujar a bocafoscant, amb Quirc i Queralt, i Xepp i Xavi, i cosins i cosines (aquestes, un any unes i un altre, unes altres, segons com vagi la reproducció), i gent del poble, i gent d’altres pobles, i els llespwecaners, i sopar tots plegats. Veure els pollets i els xics córrer les seues falletes des de dalt, i cridar animant-los. Encendre, la tensió el moment d’encendre, que se’t passa tot el fred si en tenies i se’t socarrimen els pelets dels braços. Sentir els músculs de les cames cremant quan s’arrepunten a la part alta del camí, dret i relliscós com una mala cosa. Sentir el fum calent a la gola, l’olor de rentina al nas, les aixaldes a la pell. Cridar. Sentir els crits dels altres fallaires, foc al faro!, que no si talle!, els aplaudiments de la gent a la plaça, els crits de molt bé Andrea! de la gent que em coneix. Quedar-te sense alé creuant la plaça al galop, patir per no fotre’t de lloros baixant pel camins de ca de Pau i ca de Basuré. Finalment, fer el rocle a la plaça, al voltant del faro i cridar amb més força i llançar la falla. I les abraçades eufòriques del final. No sabeu el que és. 



Si a més la samarreta “azul-petróleo” (i això d’azul-petróleo és una broma que només entendreu els qui éreu al sopar de la plaça divendres, que és azul cian) es ben xula, les excuses s’acaben aviat. 


El Jordi i la Maria van tenir la seua falla, cadascú a la mida de les seues possibilitats, i la van baixar i córrer perfectament, que en el cas de la Maria, tan mal calçada que anava, va ser d’aplaudir. Un badaloní i una valenciana, potser l’única fallera-fallaira, que se sumen als primers llespwecaners (Víctor, Matías, Luis, per què no vaig fer crònica al 2010? imperdonable!) i a altres turistes, i la tele!, que han volgut participar de la nostra tradició ancestral. Sí, ancestral encara que a Llesp hi hagi un forat des dels anys 50 fins al 2009. 

Cada any que he dubtat a baixar hi ha hagut algú que m’ha fet acabar pujant al faro de Tartero, cada any que he dubtat he acabat satisfeta i cofoia d’haver-ho aconseguit, i sabedora de que m’hauria maleït si no ho hagués fet. 
Més m’hauria maleït enguany si no hagués corregut quan ens donin el patrimoni inmaterial de l’UNESCO al novembre. 

I ahir pensava que si ja n’haig baixat set bé n’hauré de baixar deu, per allò d’arrodonir. 

Fotos (totes!): Núria Castells. Gràcies!!! 

martes, 7 de julio de 2015

Vida 2015

El Vida. Intentaré ser breve. 
El viernes me perdí a Neil Halstead, bastante imperdonable, pero viene a menudo y empezaba pronto, a esa hora aún estaba llegando a Vilanova. A las Mourn también me las perdí, y aún gracias que llegamos a medio concierto de los Expertos Sol y Nieve, para hacerles poco caso, entre saludar y pillar y beber la primera cerveza, esa de sabor incomparable aunque sea una estrella. El último disco ni lo he escuchado y quizá debería porque una canción que no conocía me gustó mucho, aunque con cantar y bailar Talavera de la reina de Inglaterra ya fui feliz. Para los que no me leéis en tuiter, comentar que a ya no recuerdo qué canción, pero fue justo antes de esta, le cambiaron la letra y pasó a ser “Varufakis inventó la democracia”. 
Después nos acercamos a Benjamin Clementine, pero ya había hambre. Dispersión hasta el final de Joan Miquel Oliver, que lo vimos un rato y bien. 
The War on Drugs. Aquí la cosa se ponía seria. Conciertazo. No hay que darle muchas vueltas. Sonó impecable, envolvente, perfecto. Nada que ver con el Primavera de 2014.  Concierto largo, además, que se agradece. Ah, J los vio a dos metros de nosotras y cuando se fue pasó rozando a Carmen y ¡es bajito! ¿J es bajito? Una vez que casi le doy un cabezazo en un primavera no me fijé si era alto o bajo. Sacadnos de dudas. 


Tras The War on Drugs la cosa se puso combativa y ¡por fin! pude ver a los Nueva presentando Novelería. Qué en forma están y qué bien que por fin me haya hecho click el cerebro y me lleguen sus canciones. Impresionante cómo sonaron, musculo y sensibilidad, y ganas, muchas ganas y mucho convencimiento. Los vi muy alante, a una fila del pogo que inevitablemente se montó, creo que en Te debo un baile, y no tocaron Predominio de sol pero tocaron Niquel, canela y se lo tengo que perdonar. 
Después de esos dos conciertazos seguidos y en vena lo de Super Furry Animals no me llegó a convencer y tampoco ayudó que tocaran mi hit al principio y me pillara pidiendo en la barra. Poco más, unos bailoteos con Coco que iba a ser solo unos y fueron unos cuantos, y la vuelta infernal por culpa de una salida de emergencia por la que no se podía entrar (de acuerdo) ni salir (¿perdón?). Una hora de reloj caminando entre viñas y polígonos por haber seguido unas malas indicaciones al llegar. Gracias organización. 

Breve, dijo, ja. 
Sábado. Levantarse a una hora decente, desayunar como reinas, y acercarnos al Museo del Ferrocarril a ver Grungelized. No se me ocurre mejor manera de sacudirte el sueño de las orejas. Aquello retumbaba que daba gusto, lavadora sónica. Acompañado con un par de cañas, ¿quién dijo resaca? 
Comer a las cinco y sin siesta, para arriba, llegar tarde a Nacho Vegas (qué poco me importó con lo fan que yo he sido...), no entrar en el maravilloso concierto de Andrew Bird, llegar tarde al de Father John Misty, demasiado subidito en su papel de guaperas sexual-pavo-real. Las últimas canciones me convencieron porque abandonan el tono cabaretero que también me gusta pero empalaga. 
Casi las diez y sin cenar ni saber cuándo lo haría porque en cuanto acabó salí disparada a Woods, maravillos, la única pega que le pondré al concierto es que le faltaba potencia de sonido, no sé si era el escenario o era que ellos lo habían pedido así. Da igual, fue precioso, un viaje lisérgico a la Costa Oeste. Esta chorrada se me acaba de ocurrir por las guitarras y la voz en falsete en Moving to the left o With light and with love, y porque hace un calor de mil demonios y se me ha derretido el cerebro. 
Medianoche, porque Primal Scream empezaron un cuarto de hora tarde porque no  subieron a Bobby a la furgo y hubo que volver a por él (true story, nos lo contó alguien de organización) y yo sin cenar. Las dos primeras no la conocía, pero mis pies ya se iban solos. La tercera sí, Jailbird. I'm yours, you're mine, gimme more of that Jailbird pie. Gillespie se había tomado la dosis buena, la de no quedarse corto pero no pasarse y acabar sin poder aplaudir como en aquel Summercase (fue en un Summercase, ¿no?). Temazos del Screamadelica, de Give out but don’t give up, XTRMNTR, Burning wheel, Country Girl... Hacía demasiado que no los veía en directo. 


Después, por fin, cenar, y descansar un poco y perderme tres conciertos más, pero ir a darlo todo con Guille Milkyway, que perpetró una sesión verbenera en la que cupieron Sonia y Selena, el Kids de MGMT, cosas chulas y cosas que me hicieron arrufar el nas, y cerró con Kortatu. Como cualquier festa major de l’Alta Ribagorça desde 1987. 
Lo siguiente, entre una cosa y otra, ya fue lo último, los indiescabreados pinchando Tok Tok vs Sophie O, hola pasillo del apolo, y carnaza buena. Y un segurata descojonao de risa nos dijo “Por favor, vayan saliendo”, y casi lloro de la emoción. 

Ya han anunciado a Divine Comedy para el año que viene, yo vuelvo. 

domingo, 28 de junio de 2015

El fin de semana de la música

Mi finde de la música, porque con un día no tengo bastante, empezó el jueves 18. 

La tienda de discos más molona de Poblenou, Ultra-Local Records, montaba la segunda Ultra-local sessions, con Combray y Ran Ran Ran en la Farinera del Clot. A Ran Ran Ran creo que no los había visto nunca y no sé si cuenta porque venían con bajas (el batería no sé qué de una hernia o algo así me dijeron, lo miró desde una mesa) y al final se les unieron los Combray para hacer Combranranran, o lo que fuera. Combray tocaron los primeros y se me hizo corto, cortísimo, pero como luego lo de Combranranran siguió la línea de las atmósferas instrumentales pues muy bien. Y al final les compré el disquito y un collage, así que perfecto. 



El viernes fue el turno de Rocky Votolato y la culpa fue de Noe, que ya le vio hacer dos o tres años y es fan, y mía que me enteré de que venía al helio. Un texano que hace lo que hacen los texanos pero en bonito y delicado, aunque el último disco es más rockanrolero. Pero como al Helio venía sin banda nos tocó concierto acústico delicioso y no sé cómo acabé en primera fila, de pie frente a él, que me perdonen los fans de verdad por la usurpación, quizá vengué algunas posiciones infames en conciertos en los que por fanatismo merecía algo mejor. 


No tocó la que más me gusta del último disco, The Hereafter, pero me hice fan instantánea de Spring, del disco anterior o uno anterior. Concierto bonito, tras el que me hice con discos bonitos, que me firmó, para escucharle con calma y las niñas se hiceron con disco y foto. 


Y ya el sábado tocaba ir a Hi Jauh, en el que probablemente sea el último sarao de la temporada, que tocaban (repito verbo, fatal) La Vida Padre y Sagrado Corazón de Jesús. 
Con todo el mundo en el Sonar fuimos poquitos pero selectos. La Vida Padre fue todo un descubrimiento. Pop que a unos les recordaba a Neil Halstead, a otros a King of Convenience y José González. Canciones delicadas que por algún problemilla técnico fueron “La Vida padre goes Sonar” y “La Vida Padre goes Sonic Youth” en algún momento pero fue precioso igual. Si no me creéis aquí me podéis ver aplaudiendo con glamurazo aguantando el vaso de cerveza con los dientes. 


Después subió al escenario Sagrado (para abreviar) y al final La Casta Susana le acompañó con el violín y aquello fue la fiesta de las letras sarcásticas e inteligentes. Me quedo con los bailes de La canción de Damien y el “nos da miedo contemplar ese futuro brillante y pluscuamperfecto” de La nueva carne. Y con Jesús y Judith, que además de guapos son más majos que las pesetas. 


Cuando ya solo quedaba lo mejor de cada casa y, no sé por qué, yo, se lió un karaoke memorable, tengo vídeos, pero lo que pasa en Hi Jauh se queda en Hi Jauh, ¿no? 


El día de la música fue el domingo y no fui a ningún concierto. 

miércoles, 3 de junio de 2015

PS15 Awards

-Premio Chupito de Oro: Lionel Andrés Messi. De hecho le podría galardonar con todos los premios    positivos del festival, pero no quiero abusar.

-Premio Dani Alves: lo del pelo de Julian Casablancas. Indiscutible. Imperdonable.

-Premio Piojo de Oro: DIIV y Mac DeMarco. Tres días con la misma ropa horripilante.

-Premio Ángeles del Infierno: Jota. Sólo le faltaba esa pinta a la típica malafollá granaína.

-Premio Cotorra: Antonio Luque, el Señor Chinorri. En cada concierto dándole la brasa a su colega.  El típico que no calla.

-Premio Crowdsurfing: Thee Oh Sees. Premio doble, como sus baterías. Dos conciertos con festival  crowdsurfer de calidad profesional.

-Premio Chiquito de la Calzada: Daniel Kessler, de Interpol. Impagables pasos de baile mientras  tocaba la guitarra. También doble, en Apolo y en Mordor.

-Premio Joey Tempest: El guitarrista de Brand New. Posturitas de heavy auténtico ochentero. Se  suponía que era un grupo emo pero aquello podía competir en Monsters of Rock tranquilamente.

-Premio Intensita del Sosismo: Tori Amos. El concierto que te envía a casa a las 9 de la noche.

-Premio "Tú antes molabas": Dj Coco. Menos remezcla electrónica y más olor a zapatilla  quemada de tanto bailar con los hits que ponían del revés a los zombies del último día.

-Premio Ryan Air: Ride. Después de dar un conciertazo, dos dias más en Barcelona cortesía de  United Airlines. Y tenian que empezar el tour americano.

-Premio Sorpresa: The New Pornographers. No los había visto nunca, no me esperaba un concierto  impecable como el suyo. De lo mejorcito.

-Premio Intensitos del Ruidismo: Jambinai. Post rock coreano con instrumentos tradicionales. Hay  que repetir.

-Premio a la mejor selección de personal: David Gedge. No falla. Siempre la bajista buenorra.

-Premio LSD anfetamínico: Fumaça Preta. Como si Neymar. Alves, Adriano y Douglas hicieran una  banda tributo a Os Mutantes pero puestísimos, disfrazados y tocando a a 200 por hora.

-Premio #USAensroba: The Black Keys. Para expolio fiscal, lo que hayan cobrado por la mierda de  concierto que hicieron. Le siguen a poca distancia The Strokes y Julian Casablancas.

-Premio Rocky Horror Picture Show: Foxygen. Y con mamarrachas en el escenario.

-Premio Philosopher: un gallego en Mordor "Si en las barras en vez de birra vendieran personalidad,  todos estos modernitos la comprarían igual".

-Premio Eurovisión: Mikal Cronin. Que sí, que muy bien, que es americano, pero tiene nombre de  representante de Finlandia en Eurovisión.

-Premio Teletubbies: A vosotros, intersimbólicos, y a tuiter@s guays desvirtualizad@s o no. Sois tan  abrazables!

-Premio Rompetechos: Cafeína. You know what i mean.

-Premio Duracell: Gwen Stacy, sin discusión. Incansable.

Thank you for coming! See you next year!


martes, 2 de junio de 2015

Primavera: los cabezas de cartel

Mis amigos. Los de siempre, presentes o ausentes (you know who you are!) y los nuevos (ese tuiter).  

Irse el jueves a medio concierto de OMD porque me llevan en coche. 

El rubio de metro noventa del concierto de The Church. 

Las mochilitas Fjall Raven. 


Albert y su estilimo. 

Ver a Jota y Chinarro en los conciertos de Mikal Cronin (los dos), The Church (Chinarro) y Sr. Chinarro (Jota). Apuesto algo a que no estuvieron en Strokes, y eso que a Jota lo vi en  la Riviera en 2002. 

Los grupos que quería ver y no vi por solapes: Thurston Moore, Antony & the Johnsons, Ought, Chet Faker, Jungle, José González, Patti!, Perfume Genius, Belle&Sebastian, Sleater-Kinney, Nueva Vulcano, Interpol, HEALTH. 

Que Coco pinchara Born to run casi para cerrar. 

La vuelta a casa el sábado, bendito Pilates. Somos reincidentes, en 2008 hicimos algo parecido, remojados como pollos. 

Encontrarme a Stuart Murdoch por las Ramblas hoy, con la mujer y el niño a hombros. 


Fin. 

lunes, 1 de junio de 2015

Primavera: domingo, y vaya qué domingo

El primavera no se acaba el sábado en Coco. Aún le quedaba mucho, y vaya si dio de sí. 
Me levanté como un zombie, no lo voy a negar, pero quería llegar a la Ciutadella a Gúdar y maldición, ¡tocaban a las dos! Me arrastré hora y media por casa, dudé en dejarlo correr y reservarme para la tarde, pero ya estaba duchada y arreglada, no hay dolor, y coge un taxi, alma de cántaro, que así al menos llegas a dos canciones. 
Pues eso, dos canciones de Gúdar, menos es nada. 

A Jessica y los Fletcher, twee pop saltarín y un martini royale de esos y una cerveza beer sentados en la sombra, y Laura estaba por aquí, cómo no, y Soak no ha llegado “por un tema”, ¡resaca! exclamo burlona, y no, lo contó en Barts por la noche (me lo dijo Laura), pérdida de avión, escala no sé dónde y pérdida de guitarras, drama, vaya, y Jambinai no llegaban tampoco y esto me lo contaron Judit y Hugo, porque habían pinchado en Paral·lel. Los que sí tocaron fueron Single Brothers y su hardcore desatado a la solana fue igual de bueno que la noche antes en el Pitchfork. Casi son las cinco así que nos vamos a comer por el Born, y nos perdemos al hijo de John Lenon, que ni sabía que tocaba, me lo han dicho hoy. 

Dos horas más tarde, camino de Barts, vemos a los DIIV con Sky Ferreira (Laura nos cuenta que es la novia del cantante) y ¿Mac de Marco iba con ellos? lo dijo Rayuelo pero no lo vi. Los DIIV llevan la misma ropa desde el viernes. Guarros. 

En fin, al grano. Como llegamos prontísimo a la Barts nos podemos sentar arriba, primer triunfo, y alucinar con Soledad Vélez y Torres. De la primera había escuchado algo hace años, en 2010 creo que tocó en el Primavera als bars, y su voz grave personalísima es la misma, pero entonces era folkie y lo de ahora es otra cosa. Una cosa con empaque, sólida y etérea a la vez. Me recordaba a PJ a ratos, pero aunque eso sea un cumplido, no es solo eso. Maravilloso, bárbaro. 

De Torres no había escuchado nada porque soy así de tonta. Por mucho que Laura cantara alabanzas, yo nada, oídos sordos. O que no me da la vida para escuchar todo.
Sola con su guitarra llenó el escenario y la sala con una voz y una forma de tocar que ponían los pelos de punta. Dijo que le encantaría volver con banda y si lo hace será genial, pero a fé que ella sola se basta y sobra para hacer un concierto de los grandes. 

De allí a apolo, que llegamos pronto porque el año pasado no pudimos entrar, pero resulta que este los guiris no tenían puente y no había tantos. O ninguno.

Salvaje Montoya o la cumbia garagera rumbera y surfera, divertidos. El siguiente grupo es demasiado experimental y miro lo que hay arriba. Un grupo de coreanos. La descripción de la app del primavera habla de post-rock y distorsión hecha con instrumentos tradicionales (haegeum, geomungo, no, no sé qué son) así que convenzo al Inquilino y Cafeína para subir a ver. Bendita yo. Nada más llegar están tocando esos instrumentos y ya y apenas se oye y es ding ding niaaaaago niaaaago pero de repente le meten cuatro guitarrazos y tres redobles y sí, es post-rock y distorsión y el Inquilino, el intensito del ruidismo introspectivo como él mismo se llamó, con la boca abierta., como nosotras. Uno de los mejores conciertos de esta edición, así os lo digo. Jambinai, apuntad. 

Luego, a ver cómo se llenaba la sala hasta los topes para Thee Oh Sees. Sí, repetimos, una cosa tan brutal no hay que perdérsela y más si ya estás allí. El setlist es muy parecido al del sábado, pero la energía se reconcentra entre las cuatro paredes de apolo, y el pogo de delante es masivo y hay atasco de crowdsurfers, para tirarse y para que los paseen, y un par de chicas, o tres, se atreven a lanzarse y al menos a dos las cruzan hasta media sala, los chicos no pasan del primer cuarto, ¿por qué será? Tremendos, otra vez. 


Ahí terminó mi primavera sound 2015, el decimocuarto primavera al que asisto. ¿Cuándo dices que ponen a la venta los abonos de 2016? 

Primavera: sábado, todo por la diversión

El objetivo del sábado era llegar a Neleonard y su solape con los Nueva, y llegué, claro, a tiempo de pillar una cerveza, encontrarme con toda la hijauahda y dejar que me plantaran la sonrisa en la cara todo el concierto. La primera no sonó del todo bien, les ha pasado a muchos grupos (¿y las pruebas de sonido?) pero lo arreglaron y a disfrutar. Talifans con banderolas pof, confeti, karaoke en casi todas las canciones y las caras de felicidad de ellos, impagables. Capital, Podemos, Lo es, esas melodías y esas letras del optimismo a la puñalada (miras pasar la vida de los demás y la tuya se queda quieta). Muy grandes.


Que Nueva Vulcano solapaba ya lo he dicho, ¿no? Lo bien que hubiera estado verles después... Porque American Football mucha expectación y no. Lapidadme. Me fui a Mac de Marco, no sé muy bien por qué. La idea era ver Foxygen, pero faltaba rato. 
Mac de Marco no sé. Creo que lo vi en la Ciutadella el domingo de 2013 y no recuerdo si me gustó o no. Lo mejor, la versión de Yellow y que se tirara al público. Mira, no. 

Foxygen. Lo marqué en algún momento de estudio pero me acerqué al escenario sin saber qué iba a ver. Vimos una banda en forma, con tres coristas gimnastas que no pararon en todo el concierto y un frontman que lo primero que dijo fue que lo había dejado con su novio (en los inrocks dicen novia pero yo juraría que dijo boyfriend, que tanto da, el drama es el mismo) y suponemos que se propuso superarlo a base de lingotazos de algo, bajadas al foso para recibir cariño y jugarse la vida subiendo al escenario. Un poco histriónico tot plegat pero buen pop al fin y al cabo y mucha actitud. Y sí. Aunque sacrificara a Torres. 

Como Walkiria no vino al final a ver Interpol, me fui a ver el fútbol, por los chupitos de tequila y el cachondeo. Muchas risas, un chupito con el gol de Messi y vuelta a mordor a los Strokes, que tampoco me motivaban pero va, por los viejos tiempos. En este caso, cualquier tiempo pasado fue mejor. La banda sonaba bien pero Julian cantó irregular, como decía Rayuelo, si cantaba a gritos, bien, pero cuando no... Añado que a ratos no sé si cantaba o hacía uoooouuuuoooooohh lalalaaaaaa eeeeeeee como yo cuando no me sé las letras. De su estilismo capilar mejor no hablemos (parece Paco Clavel dijo Lou) y de lo hinchado que está, pues tampoco. El setlist muy centrado en Is this it? y con las mejores de Room on fire, First Impressions of Earth y supongo que de los dos últimos discos, que ni idea. Así que eso bien. Y bueno, cómo no bailar y cantar con Is this it, Someday, Last night, o no enloquecer con Reptilia, Heart in a cage o New York City cops, la que cerró el concierto. Concierto de sí pero no. Si no les has visto nunca y eres muy fan, pues guay. Pero les vi en 2002, en plena efervescencia y flipé, pero ya en 2006, cuando tenían una fama que quizá no merecían del todo daban conciertos reguleros (esto puse en la crónica pre-blog: Abren con el primer single del nuevo álbum, tocaron de este y del is this it, y estuvo bien porque son ellos y por las canciones, y porque si te enlazan Hard to explain, You only live once y Last Nite, se meten en el bolsillo a cualquiera,  pero el sonido era infecto. Sonaba amortiguado, sin fuerza, la voz de Julian no se oía. En fin, digan lo que digan las crónicas, estuvo bien pero le faltó algo y fue un poco la decepción de la noche.), pues no tiene la misma gracia. Y encima no tocaron You only leave once y no pude hacer mi baile y mal. 

De allí a Thee Oh Sees, madre mía, lo de esta gente. Dos baterías mejor que una, energía a espuertas y melodías infecciosas. Si no te mueves es que no tienes sangre en las venas. Vencieron y convencieron. A los néofitos como nosotros, porque a sus fans entregados al crowdsurf y el pogo no tienen que convencerles de nada. Brutales. 


¿Cómo íbamos a ver a Caribou después de aquello? Pues no los íbamos a ver, estaba claro. Más si el Ray-ban rebosa por todos los costados y no se puede ni entrar. Así que a Single Mothers, que los recomendaron los Shellac. Hardcore jevi o yo qué sé pero me gustan y qué mierda que tiren una cerveza sobre los cables y les pete todo y se tengan que ir. 

Paso por la carpa B&W soundsystem, a flipar con el sonido y hacer tiempo hasta Coco. 
Coco que empieza con retraso pero qué más da si luego la sesión dura una hora más de lo que decía el programa. Si lo que pincha son pistas del cartel del año que viene, Depeche, Stone Roses, Bowie, Fleatwood Mac, RATM, Beastie Boys (pena que no), Astrud y Taylor Swift. Como el año pasado me lo perdí no sé cómo fue la sesión y no sé si lo de hacer remezclas con base electrónica de los temas era la primera vez que lo hacía, y no estuvo mal pero les estaba diciendo a los barones que prefería al Coco que ponía Suspicious Minds y entonces silencio y arranca Born to run y casi lágrima y brazos en alto y cantarla a gritos y felicidad. 

No fue la última, volvió a pinchar Journey y nos fuimos del Fòrum cantando don’t stop believin’ hold on to the feelin’ streetlights people don’t stop

Los restos del naufragio

¿He dicho ya que lo pasé genial? 

sábado, 30 de mayo de 2015

Primavera: viernes, todo aciertos

Tras dormir cuatro horas, porque soy una señora mayor insomne, escribir lo de ayer y comer, N. me convenció para ir a José González. Que era a las 17:30, y había que pillar entrada, lo que equivalía a salir de casa a las cuatro y olvidar la siesta. 
Metro lleno, guiris mayormente. Entrar en el recinto a las 16:40 y que las entradas ya estuvieran agotadas fue un epicfail como una casa. Sin siesta y sin Jose. ¡Si no había ni conciertos aún en la zona al aire libre! Paseo por la feria, saludos, ver desde arriba Disappears, dándole fuerte, encontrarse con un amigo al que hace meses que no ves, cruzarse con Laura otra vez, bajar a ver de qué iba lo de Fumaça Preta, no entenderlo, el mono de nubes del ¿guitarra?, menos, pero bien. 
Acercarse a Chinorri porque están los tortolets de SantFe y ver a Jota entre el público, y su cara de palo cuando las fans le piden fotos. 
Y por fin, el primer grupo señalado en el excel, The New Pornographers, desde la pérgola, Maravilloso sonido, maravillosas canciones y maravillosas voces. He usado tres veces el adjetivo maravilloso. Cuatro. Gran concierto, se hizo corto. 


 La montonera empezaba ahí, de hecho Patti Smith coincidía y me la perdí. De los New Pornographers a The Julie Ruin, cuatro canciones porque en media hora empezaba Damien Rice. Las chicas son guerreras y adorables. 


Para mordor. Empezó con Delicate, en versión poco delicada, el corazón en la boca desde el primer guitarrazo y el primer grito desgarrado. Increíble. Nunca lo había visto en directo (cuando llegó el año pasado al Calamar de El Prat después de la cena y se sentó al lado de Lou, y Lou y yo pensamos que qué guapo el guiri este que acaba de llegar que es amigo de una de las chicas y no lo reconocimos y nos fuimos, que había que trabajar, y nos contaron que más tarde se bañaron y después del baño les tocó una canción en la playa, no cuenta) y no sabía que salía a pelo, con la guitarra y los pedales y que hacía lo que hacía. I don’t want to change you y The Blower’s Daughter fueron puñalada a traición y casi lágrima. Precioso. Piel de gallina. Acabó, me recompuse el alma y me acordé de que me había perdido Belle&Sebastian y Perfume Genius, pero qué más da, de momento todo habían sido aciertos. 
Subir tranquilamente a The Church, a aprender de los mayores. Lo vimos delante centrados, detrás del rubio de metro noventa más guapo ever, hasta a Javi le gustaba. Bajábamos la media de edad y sumábamos puntos al modesto porcentaje de público local. Maestría. 

Vuelve a mordor, a Ride. Que empiezan con Leave them all behind y sé que me voy a pasar la hora y media sacudiendo la cabeza. Lo vemos de lejos, pero una ubicación muy buena, pues hace ligera cuesta y vemos el escenario y se oye de lujo. 


Cuando acaban, “nos vamos a casa” es cabeza de cartel entre los intersimbólicos. Me quedo con N. que quiere ver muy fuerte a Alt-J y me lleva al centro del mogollón y es horrible la de gente que hay, no nos podemos ni mover apenas. Diviso famoso: “tienes a David Selvas a la izquierda”, “¿no? - giro de cabeza - ¡sí!” y me tocó aguantar masa humana hasta que se fue con sus amigos a Jon Hopkins. Entonces sí, al lateral zona baños, donde estaba boyscout y sus chicas. Boyscout nos recibió con un “hombre, ¡los restos del naufragio! Pues sí. N. se iba después de Alt-J (muy bien, por cierto, pero como no lo había escuchado antes y no sé si lo volveré a escuchar, pues no voy a comentar más, que no me sale) pero yo estaba decidida a volver en metro. 
Y faltaba Ratatat. O dos jevis haciendo solos de guitarra techno y poniendo patas arriba el Ray-ban. Tremendo. Sorpresón. Muy grandes. 


A mi excel le faltaba un dj en la ray-ban pero aunque no hubiera faltado la apuesta era clara: Marc Piñol y madre mía que sesionaca. No paré de bailar sin ser yo nada de eso. De bailar techno o lo que sea, que me cuesta clasificar la música de maquinitas. Me cuesta pero detecté cuatro notas, no las obvias del Hey boy hey girl de los Chemical, que creo que no detectó nadie más. La falta de drogas o que soy tan mayor que la primera vez que los vi fue en la gira de presentación de ese disco. Sesionaca. Que pasaban de las cinco y el metro ya estaba abierto y no nos íbamos. 

Pero sí, al final nos fuimos. Pitchfork y Ray-ban a pleno rendimiento y no quiero pensar cómo puede estar eso hoy en Coco. 

viernes, 29 de mayo de 2015

Primavera: jueves de dispersión

Llegué a las seis, a Hiss Golden Messenger, al que quería ver porque instagram me hizo saber que su manager es el bajista de Sharon Van Etten. Folk, country, americana, qué sé yo, solo escuchamos tres canciones pero tocaban muy bien y sonaba de lujo. 
No como Twerps, que la primera mitad del concierto tuvieron un sonido que no se merecían. Llegamos antes de que empezaran para meternos en las primeras filas, y valió la pena. Lo del sonido quizá influyó en el concierto de menos a más, la última que tocaron, que no sé cuál es ni la recordaría ahora aunque escuchara. Calla, diez minutos de búsqueda y la encontré. Esta maravilla. Who are you. Que el bajista sea mono* y que tres filas delante hubiera cuatro ultramotivados que se las sabían todas y a cual más guapo pueden ser motivo del notable alto que le doy al concierto. 


Después, encuentro tuitero en la cumbre de la izquierda de la torre de sonido. Esperar a Viet Cong y verlos de lejos, y bueno, alguien me dijo que lo habían dado todo ayer en apolo pero no. El highlight es el flequillo teñido del batería que de lejos le hacía parecerse a Felipe. El de Mafalda. 
Hay intersimbólicos en Giant Sand y en Baxter Dury pero vamos tirando hacia mordor a Replacements y a ver qué pillamos de Benjamin Booker, que nos lo han recomendado. Bailar de lejos no es bailar, pero desde el centro de mordor, justo entre los dos escenarios, me atrapa lo que sea que está haciendo, un Jimmy Hendrix hipster, dice el Inquilino. Maldita sea, qué bueno es. Y guapo. Tendría que haberlo visto entero. Primer error de la tarde.
Intersimbólicos en Thurston Moore y en Ought, nosotros nos quedamos en Replacements, pero me entra el ansia, Mikal Cronin empieza en media hora y convenzo a N., cuesta poco, para que me acompañe. 
Llegamos tan pronto que apenas hay gente en el Ray-ban, así que tras pillar una cerveza, cuarta fila ven a mí. Por suerte nos pusimos a la izquierda de los cables, porque a la derecha, a tres cuerpos de nosotras, se montó tremendo pogo, con crowdsurfers, alguno cayó de cabeza. Yo me limité a ser la que daba saltos en el lado izquierdo, rodeada de gente parada y cuatro pijas inglesas que se contaban a gritos sus cosas. Qué ganas de darles un cabezazo. Weight y su “the time is right, I’m just getting older” y casi la lágrima, aunque fue la sonrisa, todo el rato, y el hacer honor a mi bio de tuiter, y gritar con ellos “sing for love in colder portions of my mind”. También cayó Apathy “I don’t want apathy, I don’t want empathy, I don’t want everything, I don’t want anything” y los silencios, y sigue saltando, Get along, Shout it out “Do I shout it out?”, sí, lo grité. Solo le puedo poner un pero, el sonido en la primera canción, que fue sucio y apagado, pero lo arreglaron y entre guitarrazos restallaban las melodías luminosas. ¿He dicho ya que fue el mejor concierto de la noche? **


De la mía al menos. Porque lo que siguió fue un cúmulo de errores. Salvo alguna cosa. El lugar de correr a ver lo que quedara de Antony and the Johnsons fuimos a Brand New, y bien, ¿eh? pero yo ¿qué pinto en un concierto jevi? Así que subimos, cruzándonos a boyscout, a ver lo que quedaba de Spiritualized, maravilloso, y de allí fuimos a The Black Keys, (perdón, estoy escuchando el pepinazo que es Say y madre mía, ya sigo) y bueno, fue el error de la noche, ir y quedarse. Igual me quedé porque a Los Punsetes no iba a ir y Chet Faker ya estaría terminando y ya por mis santos ovarios me quedo al lololololo de Lonely boy, pero vaya, flojeras. 
Cuando acabaron subimos a la civilización y hubo estampida. Momento de pánico hasta que localizo a boyscout y me uno a ellos y quería ver Jungle pero ellos James Blake y pensaba que me cortaría las venas pero la segunda mitad del concierto que vimos fue animada y me encantó. 

Solo quedaba esperar que abriera el metro y lo hicimos en Andy Weatherall, desde el FIB 2000 no bailaba una hora seguida de techno. O lo que fuera. Acabó y el metro seguía cerrado, así que a esperar en Richie Hawtin, que es demasiado para mi cuerpo. Pero ¡eh!

* Han cambiado de bajista, no es el del vídeo.
** Gracias a Margarita por arrastrarme a apolo hace tres años y gracias a N. por dejarse arrastrar ayer y acompañarme. 

jueves, 28 de mayo de 2015

Primavera: el miércoles, ensayo general

Lo del miércoles del Primavera en el Fòrum es un ensayo general, una buena excusa para ir a ponerse la pulsera sin colas, ejem, diez minutos de cola, una oportunidad para la gente que no tiene abono, y un buen momento para reunirte con los amigos y pasarte las casi seis horas de cháchara, sin prestar mucha atención, así ya te pones al día y a partir de hoy puedes ir a piñón con los conciertos, sin distracciones. 



Llegar antes de las seis estuvo muy bien, aunque no fuera suficiente para ver a Las Ruinas. El objetivo era Panama, de momento grupo peor programado del festival. Dance bailongo que con el sol en la cara tuvo su aquel, pero de noche lo hubiéramos bailado con ganas. Cristina Rosenvinge empezó bien pero el rap sin flow y los chillidos finales torcieron mi impresión. Nunca le he pillado el rollo, y ya. Cinerama era el grupo que había ido a ver pero les hice muy poco caso. Pop bonito y con media orquesta, o lo que fuera, sobre el escenario, es un lujo, pero solo las canciones con flauta travesera captaron mi atención. Lo de Albert Hammond Jr, regulero. Ha cambiado de peluquero y tiene algún hit, uno al menos, lo tocó, pero ni la versión de Buzzcocs lo salvó. 


Se hacía tarde, había dormido poco lo que llevaba de semana, y cuando oí “vemos tres de OMD y para casa” me uní a la moción. Que me llevaban en coche. Si encima empiezan con Enola Gay, te lo ponen muy fácil. Vimos tres más, pero ni los bailes. Y si la mitad de mi TL tuitero lee esto, me desheredan. Lo de ir a apolo, ni nos pasó por la cabeza.