jueves, 23 de junio de 2016

Sant Joan

O solstici d'estiu

Quan era xica, Sant Joan eren les falles i la festa de Boí.
De molt xica, això volia dir passar a saludar als de Sília, que ens convidaven a alguna cosa, i després anar a la plaça de Boí a veure les falles, i cap a casa després dels primers passodobles.
D'adolescent, era la primera festa de l'estiu, perquè a la de Durro, pels exàmens, no m'hi deixaven anar.
Els anys d'universitat Sant Joan era anar a sopar fora, o a fer un gelat, i tornar-nos a tancar per estudiar a la nit o l'endemà. Trist.
Un dels tres anys que Sant Joan em va enganxar a Madrid la perspectiva de no celebrar-ho i quedar-me sola aquell cap de setmana (les meues amigues tenien altres compromisos) va fer que agafés un pont aeri amb punts iberia. No sabeu les alegries que em van donar els punts iberia a aquella època. No vulgueu saber com vaig acabar aquella nit.

Retornada i instal·lada a Barcelona, Sant Joan sempre m'ha recordat a Cap d'Any. A mitja tarda ja hi ha corredisses, gent recollint coses, acomiadant-se a les botigues amb un "bona revetlla" enlloc del "bon any", arreglant-se, preparant sopars, guarnint la casa. Fins i tot el metro obre tota la nit.

La liturgia canvia, però l'essència és la mateixa. Es fan bons propòsits a Cap d'Any, s'invoca la màgia per Sant Joan. És l'inici d'alguna cosa.

Així que, bona revetlla.


lunes, 6 de junio de 2016

Primavera Sound, sábado maravilla

Desde que preparé el excel sabía que el sábado iba a sufrir un largo destierro en mordor. Tenía un par de cosas previas marcadas, Bob Mould y US Girls, pero el primero empezaba demasiado pronto, las 17:00 en la tercera jornada con crónicas y siestas de por medio es demasiado pronto y a la otra no llegué básicamente por la función repetición del despertador. Así que me fui directa a Brian Wilson. Mi memoria externa, o sea, este blog, me confirma que el FIB en el que le vi fue el de 2004. Entonces presentaba Smile, ayer celebraba los 50 años del Pet Sounds. Con una banda de momias y uvas pasas entrañables, que entre todos, eran diez, además de Wilson, igual sumaban más de mil años, desgranaron en orden las canciones de dicho disco. Las caras de felicidad de la gente a mi alrededor lo decían todo, y el fin de fiesta, y llamar fin de fiesta a las once canciones, según este setlist, que compusieron la segunda parte del show, es un fin de fiesta muy largo, fue de júbilo general, con brazos ondeando al viento con California girls, Good vibrations y Surfin’ USA como representantes del cancionero universal. Dijo Lucía que en algún momento bordeaban la música de crucero, y sí, pero que gustoso. No podía perderme esta nueva oportunidad de disfrutar de un mito de salud frágil, quizá sea la última. 

Como mordor está tan lejos y ayer me llamaron Virgen de la Caminata me quedé en Deerhunter, ni Drive like Jehu ni Los Chichos. Es una apuesta segura. Setlist similar al de conciertos previos, ¿han sacado disco? Sí, recoi, el año pasado, y se me olvidó comprarlo y por tanto escucharlo. Visto desde el lateral, bailar de lejos no es bailar, pero muy bien. Sonó contundente y sonó, en fin, que el sonido del escenario de enfrente, con algunos grupos, vamos... Ah, y otro concierto que me quedo sin Strange Lights

Nos llegaban mensajes de que no se cabía en Los Chichos, de que Orchestra Baobab, pero a ver: PJ Harvey. Aunque en un giro de los acontecimientos que se había gestado en un rincón de mi cerebrito durante la tarde decidí, cuando había que ir a pillar sitio a PJ, que me iba a pillarlo para Sigur Rós. Decisión dolorosa, pero primeras filas en los dos conciertos no era posible y ya he dicho que bailar de lejos no es bailar, y ¿que me va a tocar estar sola más de tres horas? Pues estoy sola más de tres horas. Será que no tengo práctica. Visita preventiva al WC y a una barra, a por una cerveza pequeña, para amenizar la espera. La botellita de agua va en el bolso. Entro al corralito del populacho, que ya tiene dos buenos tercios de la capacidad ocupada de gente sentada. Me quedo de pie, como otros que van llegando después. Estoy bastante cerca de la valla central, bien. En cuanto se levantan, y lo hacen a tres cuartos de hora del inicio, ¡ansias! avanzamos todos como muñequitos, a pasitos cortos atropellados. Será una fila 15, que con el mega foso que hay es estar bastante lejos, pero es lo más cerca que soñaba estar en un concierto en mordor. 
Mientras acontecen estas nimiedades, puedo seguir por la pantalla el concierto de PJ. La imagen va con cierto delay, el sonido llega sin la potencia que debe estar arrollando a los que estén frente a ella, pero la experiencia es levemente más placentera de lo que debe ser verla en streaming en el salón de tu casa. A mi alrededor, pocas conversaciones, la mayoría miran absortos a la pantalla. Como yo. Maravillosa. Ella y la producción audiovisual, en blanco y negro, de dejarte sin palabras. Presentaba disco, otro que no he escuchado, voy fatal, pero también repasó algunas de Let England Shake, y rescató To bring you my love y Down by the water. Debía ser raro verme mover los labios musitando las canciones mientras ejercía de superfan de Sigur Rós. Sacrificio de la noche y del festival, probablemente, pero a ella la he visto más veces que a ellos, y además he tenido el privilegio de verla en un auditorio, y a ellos los perseguí, metafóricamente, en mi viaje a Islandia el verano pasado. 

Lo que empezó a partir de las 00:00 fue una maravilla. Estoy repitiendo mucho maravilla. Empezaron tras las cortinas-pantalla, al primero que vislumbré fue al batería. No conocía la canción, parece que está recién estrenada, solo la han tocado un par de veces en directo. La siguiente sí la conocía, casi cae la primera lágrima. Starálfur, mi querida Starálfur. Acabo de descubrir que la traducción es “un elfo mirando”, ay. Tan delicada, tan bonita. A mi lado tenía otro foreveralone ultrafan, que reconoció todas las canciones en 5 segundos y creo que en esta lloró. Entonces encadenaron Sæglópur y Glósóli y me tuve que llevar las manos a la cara para contener la emoción. Veía a los tres músicos, la formación más escueta con la que los he visto, aunque tuviera que hacer juegos de cervicales para ir esquivando cabezas y algún móvil grabando (malditos, lo comentaré en otro post). A mi alrededor silencio sepulcral, atención y contención, y cabeceos, claro, mucho cabeceo. Que nadie tenga ni pajolera idea de islandés también viene muy bien para evitar los karaokes (aún os tengo que contar lo de Radiohead, irá en ese otro post pendiente). Aunque, debo decir, y no me creeréis, que soy capaz de balbucear la letra de Glósóli, Hoppípolla y Inní mér syngur vitleysingur, por fonética. No me creéis, ya lo veo. Aunque mis karaokes siempre son en playback, así no molesto. Por cierto, llegan a tocar Inní mér syngur vitleysingur y lloro como estoy llorando ahora, que la estoy escuchando mientras escribo, con la sonrisa puesta pero llorando, como una tonta. Les faltaba la sección de vientos que llevaban otras veces para poder tocarla como dios manda. En fin, vuelvo al concierto. Después del subidón de Glósóli, con ese crescendo de batería me tiene loca desde que lo escuché por primera vez, un poco de sosiego con Vaka y Ný Batterí. Sigue E-Bow, con su calma inicial y la tormenta final. No he hablado aún de los visuales, ¿no? Maravilla (otra vez). Mi móvil saca unas fotos de pena, pero para que os hagáis una idea. 





Festival, claro. Qué mejor canción para tocar en un ídem. Siguen Yfirborð y Kveikur, otra de mis favoritas, parece que tocan las canciones de cada album a pares. De algunos álbumes, al menos, ya podrían haber tocado Inní mér syngur vitleysingur. Lo sé, pesada. Hafssól, la segunda que no reconozco, esta por ser del primer disco. Esto toca a su fin, y el fin llega con Popplagið. Estoy conmocionada con lo que acabo de presenciar, ver, escuchar, sentir. No ha habido confeti pero tampoco crowdsurfing. He estado apretujada durante hora y media entre desconocidos tan absortos como yo. Maravilla, es la última vez que lo digo, lo prometo. 

Después de eso solo me quedaba Ty Segall, demolition man leí por ahí, y sí. Entre que volvía de mordor y otros detalles llegué que ya había empezado y estaba cabeza abajo entre el público. En la onda Thee Oh Sees, ¿son todos amiguetes? es ese tipo de música que no escucharía en casa pero que en directo me vuela la cabeza. Arrollador. En otro paseo en brazos del público el micro se lo queda un chaval de la primera fila. Que empieza a cantar y aullar. Se la sabe, parece, no son solo gritos bien dados. Ty le observa desde arriba y decide hacerle subir al escenario. Y quedarse él entre el público. Estamos todos flipando. Con Mani, así se llama el hombre de la noche, y con Ty y su actitud con el público, genial. Le costó echarlo del escenario y lo hizo de forma elegante, pidiendo discretamente a los músicos que dejaran de tocar y luego preguntándole el nombre al chaval, por eso sabemos que se llama Mani, es inglés y “I’ve had the blast of my life, thank you!” Thank you pero nos quedamos sin la última canción, no había más tiempo. 


Mientras algunos van a ver a unos raperos egipcios nosotros cogemos sitio en el Ray-Ban para Coco. Terminar el sábado en Coco y ver amanecer, al menos un día, se ha convertido en el Santo Grial de todo asistente local que supere los treinta y tantos. Para los que superamos los cuarenta es una cuestión mezcla de orgullo y revisión médica. Si lo conseguimos, es que no estamos tan mal. Pues bien, lo conseguimos, aunque Coco no lo pusiera fácil, con una sesión más electrónica que otros años, que empezó verbenera, (bueno, miento, empezó con Bowie, Space Odity), con Abba y otros temazos de los que se cuelan en bodas para derivar en electrónica festiva y bailable, ah, y Prince, también tocaba homenaje, pero es que ¡estamos en un festival de pop y rock y queremos bailar Common People! A las cinco y media puso Girls and Boys y creímos que igual acababa la sesión como siempre, pero no. Lo mejor de ese rato fueron Ladytron y Tok Tok vs. Sophie O y nos empezamos a ir antes de que saliera la masa. Ya en lo alto de las gradas empezó Heroes y suponemos que fue la que cerró el festival, y me parece un detalle precioso.


Nota aclaratoria para el inquilino: el setlist de Sigur Rós lo compartieron ellos mismos poco después en las redes, y también está aquí. Pero me sé el título de la mitad de las canciones, ¡lo juro por Jónsi!

Nota aclaratoria dos: lo de sábado maravilla lo he puesto ahora :P 

sábado, 4 de junio de 2016

Primavera Sound, viernes sosaina

Día raro, sosaina, el de ayer. Quedarte sin siesta por escribir la entrada del jueves pero sobre todo por querer ir a ver a Bradford Cox, que hacía algo en el Beach Club a las 18, y no llegaba, pero en el tuit de la organización entendí que llegaba tarde. También para conseguir pase a Lush en el Hidden Stage. Pero no, por lo visto sold out en veinte minutos a la que se abrió el recinto. ¿Lush en veinte minutos? ¿En serio? Esto cuando no había guiris no pasaba. Claro, no tienen otra cosa que hacer, es dedicación al festival full-time, y además las cuatro ya es media tarde para ellos. 

Al menos vimos eso del Beach Club. Muy cuco, es lo que le faltaba al Primavera, el ambiente playero del FIB, pero eso tiene unas contrapartidas importantes: la concentración de mamarrachos/as festivaleros/as es alta. En fin, visto, no vuelvo. 

Tenía cosas marcadas en mi excel, pero el único grupo a fuego era The Avalanches, luego hablo de eso. 

Probamos con Alex G, en disco me había gustado, por algo lo tenía marcado, pero aquello era una cacofonía sincopada y arrítimica que no había quien aguantara. Fuera. Al lado está Moses Sumney, solo frente al peligro y emocionado de estar en allí. Propuesta delicada pero que no consigue que no nos dejemos convencer de ir a mordor a Titus Andronicus. Vemos tres o cuatro canciones, llegar cuesta un rato. Bien, músculo guitarrero y una canción que parece una jota aragonesa. Pasamos de Savages, las vi en el BIME y ni fu ni fa, y pasarme ya la vida en mordor no me apetecía, así que a Steve Gunn. A mí me gustó y creo que me hubiera gustado más si lo hubiera escuchado antes. 

Dispersión. Unos ya van a Beirut, otros se quedan en Noa y yo me quedo en los aledaños esperando a una amiga que aún no he visto.  Nao bien pero no es lo mío, para nada. 
Saludo a mi amiga, hablamos un rato, y me voy al destierro otra vez. Cuando llego a Beirut llevarán una o dos canciones y en una o dos más admito que nunca me han gustado mucho. Nunca he escuchado un disco entero suyo, nunca he prestado mucha atención a sus conciertos. Los vi en 2007 sentada en las gradas, probablemente cenando y hablando. En 2012 estábamos ocupados buscando a Matías. Que no. Aprovecho para cenar, ir al baño, pillar una cerveza, y antes de que acabe intentamos la aproximación a Radiohead. Hay tanta gente que no veo ni las pantallas. Empieza con cuatro canciones delicadas, la segunda es Daydreaming, canción nueva que es la culpable de que esté allí y no viendo a Dinosaur Jr y Tortoise. Salvo unos a los que mando callar con tres sshhhhtttt, la gente guarda silencio. Precioso pero demasiado frágil para un descampado abarrotado. Por suerte para todos, en la quinta ya mete un poco de caña. Van alternando delicadeza y tralla, eso cuando ambas no se conjugan en una canción. Como me quedé en The Bends, y OK Computer no me flipó como a media generación de coetáneos, las canciones que podía reconocer son bien pocas: Karma Police, Paranoid Android y Creep, claro, que veo por ahí que no estaba en el “printed setlist”. Se me hizo largo, fueron dos horas, pero no me arrepiento de mi elección. Fue bonito, aunque decir bonito probablemente se quede muy corto para algunos y sea síntoma de que mejor habérselo ahorrado para otros. Al fin había visto un concierto entero y que me gustaba en la jornada de ayer. 

Lo vi con Alberto y Anna, el resto o bien ni habían venido o bien habían huido a la cuarta canción. Esperamos a que despejara, que costó lo suyo, y nos fuimos a buscar algo de beber. Algo con alto contenido alcohólico, concretamente. Nos pudimos sentar cómodamente, no en el suelo, y no voy a desvelar el sitio por si quiero ir a sentarme hoy, y vimos The Last Shadow Puppets en las pantallas. Un rato. Después de unos estiramientos nos acercamos, y por mucho cuarteto de cuerda y mucho vozarrón que tengan y que sí, que alguna canción que parece de banda sonora de película del oeste está guay, nos fuimos a ver un grupo experimental polaco al NightPro, no digo más. 

Sacó el excel ya con un poco de desesperación, porque falta mucho hasta Avalanches y veo Kiasmos, y allá que vamos, y gusta más a A&A que a mí, pero también vienen boyscout con su girlscout, y la gente lo flipa con ellos pero a mí me parece una electrónica muy plana. Qué sabré yo de electrónica. 

Bueno, pues son las 02:50 y empiezan The Avalanches, y avalanchas hay por los laterales y las gradas del Ray-Ban, ¿la gente no tiene casa o qué? ¿No se habían ido todos después de Radiohead? Pues no. A parir. Nos quedamos en el lateral izquierdo y se oye como el culo. Vuelve la cantinela de cada año de que esto en el FIB no pasaba. Y mientras no resuelvan las deficiencias de sonido, lo seguiremos diciendo. Gastad más pasta en sonido, leñe. Los bafles B&W esos de la playa, a los escenarios buenos. Entre que no se oye bien, el cansancio, el frío, los güiscolas que no han hecho el efecto esperado, cuando me dicen nos vamos digo me voy. 

Son las 03:30 cuando enfilo la salida del Fòrum. Sólo recuerdo otra vez de no haber esperado al metro, hace tres o cuatro años, que me fui a las cuatro. Ha caído un mito. 


PD: no hay fotos porque no saqué fotos.

viernes, 3 de junio de 2016

Primavera Sound, mi jueves

A las 17:01 ya tenía en mi poder los tíckets de reserva del concierto de Suede en el auditorio. No eran para mí, solo os lo cuento para que os hagáis idea de a qué hora entré en el Fórum ayer y lo de lo buena amiga que soy. 

Cruzar las casetas, pillar una cerveza y a Autumn Comets. Muy buen concierto, pero el sudor me empañaba las gafas de sol, imaginad el entendimiento. Solana implacable y concierto corto, y si tocaron mi favorita, Baltimore, me la perdí. La siguiente parada en la ruta eran Mueran Humanos, en el Primavera, y regular. Grupo peor programado de ayer. Esas bases reververantes y retumbantes y esa voz de cazalla a las 3 de la mañana lo petan. A las seis, huí. Al Adidas, escenario de los conciertos que más me gustaron ayer. Lo de Julien Baker es muy fuerte. Tan chiquitita y tan delicada, y que le salga esa voz cristallina a punto de quebrarse. Maravilloso de principio a fin, como maravilloso fue el silencio sepulcral que guardó el público en las primeras filas (nosotras estábamos en la cuarta). Corto, cortísimo, aunque quizá mejor así. 


Car Seat Headset lo vimos de lejos, socializando. Distorsión powerpopera que estaba bien, quizá hubiera estado mejor visto de cerca. Subí al Primavera y pena haberme perdido a Beak> porque las dos canciones que escuché me gustaron mucho. 

Llegó la hora del destierro a mordor, el copyright es de Alberto. Más mordor que nunca, por la cantidad de gente. Bueno, es que ya había cantidad de gente a las cinco.Air visto desde atrás. Bien, Kelly watch the starts y tal, y yo sacando mis galones diciendo en una barra que los vi en el 98 en apolo y Jesús diciéndome que no diga estas cosas, que nos hace mayores. Estuvo bien pero me dejó bastante fría. 

Explosions in the sky y la bofetada en la frente con el primer redoble. Impecables e implacables, muy disfrutable pese a la distancia desde la que los vimos. 

Terminó y corre hacia Har Mar Superstar, que ya lleva 10 minutos. El Adidas con gente suficiente para que aquello sea una fiesta pero no demasiada para impedir que nos pudiéramos colocar bien cerca, colándonos por un lateral. Muy fan de ese señor, que es más joven que yo pero le echaría cuarenta y bastantes, y que lo de quitarse la camiseta y lucir grasa abdominal de la que incrementa el riesgo cardiovascular exponencialmente está muy bien, pero lo realmente importante son las cancionzacas que se marca, la banda excelente que llevaba y la forma de levantar un espectáculo y meterse el público en el bolsillo. Genio. 


Un rato de Holograma, en el mismo Adidas, y otro de Protomartyr, en el Pitchfork, y la constatación, una vez más, de que bailar de lejos no es bailar. Los vimos de lejos pasándolo en grande, pero podría haber estado en cualquier otra parte. 
Thee Oh Sees, otra liga. Me impactaron más el año pasado, que hasta repetí, supongo que por la novedad, pero es una apuesta segura. Si Matías te deja bolso y gafas para irse a hacer pogos delante, es porque la lían muy gorda. 



De ahí me fui a Battles, en el Ray-Ban, porque ya empezaban las retiradas de amigos y una amiga de tuiter me dijo que estaban guardando sitio en segunda fila centro y allá que fui. Cuando me vio no pudo evitar un “¿cómo lo has hecho para llegar hasta aquí?”. Bueno, no fue difícil, no había empezado y aunque había gente, había hueco de sobras. Muy buen concierto también. Aunque qué manía con los pogos porque sí. A ver, que se pueden hacer pogos hasta con el Duo Dinámico si queréis, y en Thee Oh Sees son obligatorios, pero ¿Battles? ¿De verdad? Saqué codo, clavé pies en el suelo e irradié ira y ya. Por suerte solo fue en la última canción. Y ya. Fin. 


Baja otra vez al Pitchfork, perdí la cuenta de las veces que subí y bajé escaleras de la fotovoltaica y del Ray-Ban, recoge a los amigos que te quedan, y que te llevarán a casa en coche, intento de quedarnos un rato con algún dj, pero no, no merece la pena. Mañana, hoy, más y mejor.