sábado, 17 de septiembre de 2011

Anna Calvi

y el infierno en la tierra.

Con cinco minutos de retraso salió al escenario Anna Calvi acompañada por una chica para todo (lo mismo tocaba pianillo que pandereta al tiempo que hacía coros) y chico batería.
Carisma le sobra para, como suele decirse, "hacer subir la temperatura", pero si fue por su gracia, no se notó. KGB era una sauna finlandesa, una selva tropical a mediodía. Los abanicos, de verdad o en formato entrada impresa en DIN-A4 doblada, iban a toda velocidad. No es de recibo pagar 22 € y estar una hora al borde del golpe de calor. Que la "refrigeración" sean seis ventiladores, cinco colgando del techo y uno en la cara del batería, es para tomar las barras al asalto . Ya está, ya he pataleado.

El concierto.

Pues gracias a mi dj mylovah favorita, que iba a ir sola pero me recomendó encarecidamente que la escuchara, que me iba a gustar, y a este "souncloud", que demostró que sí, que me gustaba, y me animó a ir, pude disfrutar de un concierto intenso y auténtico, lo que sea que esto segundo signifique. En poco menos de una hora tocó los temas que imagino conforman su primer álbum, homónimo. Creo que empezó con Rider to the see y No more words, (como en el soundcloud) y en un momento u otro nos deleitó con Desire, Suzanne & I, Surrender, siempre con la guitarra afilada y la voz al límite. No es la nueva PJ, (así la han querido vender algunos medios) ni falta que hace. Como decía la mylovah, podría ser la banda sonora de una película de David Lynch. A mi me despistan esas canciones entre la banda sonora de "Paris, Texas" y una tarantela napolitana. Y me gustan, claro.

Poco menos de una hora de concierto, un bis, un pasar por detrás mío sin que yo me enterara (para alegría de una que yo me sé, que sí la vió), y al fresco.


Dedicadle diez minutos. Al menos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo también me la follaba