martes, 28 de diciembre de 2010

Learn French: Sing along!




Je me lève et je te bouscule
Tu ne te réveilles pas comme d'habitude
Sur toi je remonte le drap
J'ai peur que tu aies froid comme d'habitude
Ma main caresse tes cheveux
Presque malgré moi comme d'habitude
Mais toi tu me tournes le dos
Comme d'habitude

Alors je m'habille très vite
Je sors de la chambre comme d'habitude
Tout seul je bois mon café
Je suis en retard comme d'habitude
Sans bruit je quitte la maison
Tout est gris dehors comme d'habitude
J'ai froid, je relève mon col
Comme d'habitude

Comme d'habitude, toute la journée
Je vais jouer à faire semblant
Comme d'habitude je vais sourire
Comme d'habitude je vais même rire
Comme d'habitude, enfin je vais vivre
Comme d'habitude

Et puis le jour s'en ira
Moi je reviendrai comme d'habitude
Toi, tu seras sortie
Pas encore rentrée comme d'habitude
Tout seul j'irai me coucher
Dans ce grand lit froid comme d'habitude
Mes larmes, je les cacherai
Comme d'habitude

Comme d'habitude, même la nuit
Je vais jouer à faire semblant
Comme d'habitude tu rentreras
Comme d'habitude je t'attendrai
Comme d'habitude tu me souriras
Comme d'habitude

Comme d'habitude tu te déshabilleras
Comme d'habitude tu te coucheras
Comme d'habitude on s'embrassera
Comme d'habitude

Comme d'habitude on fera semblant
Comme d'habitude on fera l'amour
Comme d'habitude on fera semblant

Navidades de mi infancia

Las navidades de mi infancia se podrían resumir en 3 palabras: Dinero, abuelos y Dinero.

Todas las navidades mis abuelos venían del pueblo. El tren llegaba a la Estació de França, una estación en la que cada vez que entro solo puedo pensar en ellos. Era normal que nunca llegaran a la hora, ya que debían hacer varios transbordos. Nos pasabamos horas y horas esperando, con cada vez mas retrasos y sin saber que hacer. Una vez un viejete me miró la polla mientras meaba. Todavía estoy traumatizado.

Al final aparecían en un trenecito diesel de dos vagones, con personas acinadas. Lucían sus mejores galas, ropas de los 50. Mi abuela con un vestido que lo petaría en el Primavera y mi abuelo con un traje gris, sin corbata con boina y la camisa abotonada hasta arriba. Venían con sus maletas antiguas, de cartón, y algunas cajas de zapatos atadas con cordeles que olían a matanza.

Mis abuelos vivían con nosotros todas las navidades, no recuerdo mucho de su estancia, sí que me llevaban a los descampados a jugar, que mi madre y mi abuela se peleaban y que toda la casa olía a chorizo. Cuando se iban siempre nos daban un billete gordo.

En navidades también iba con los amigos a pedir a aguinaldo. Era un negocio redondo, sin ninguna inversión inicial. Simplemente había que ir casa por casa y en cuanto abrían la puerta cantar “aquí pido el aguinaldo como lo pidió José la noche en que nació el niño en el portal de Belén, ande, ande ande la marimorena, ande ande ande que es la nochebuena”. Y luego te daban dinero sin ni siquiera pedirlo. Era importantísimo el factor sorpresa.

Empezamos por las calles circundantes y al final acabamos conquistando Hospitalet Centro. Sacabamos muchisimas monedas que al final de la noche nos repartiamos. Un dinero que recuerdo era muchisimo teniendo en cuenta que no tendriamos mas de 10 años.

Historias que no tienen mucho sentido ahora y que te recuerdan que ya tienes una edad.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Bon Nadal!




Oh! You better watch out,
You better not cry,
You better not pout,
I'm telling you why:
Santa Claus is coming to town!

He's making a list,
He's checking it twice,
He's gonna find out
who's naughty or nice.
Santa Claus is coming to town!

He sees you when you're sleeping,
He knows when you're awake.
He knows when you've been bad or good,
So be good for goodness sake!

So...You better watch out,
You better not cry
You better not pout,
I'm telling you why.
Santa Claus is coming to town.

Little tin horns,
Little toy drums.
Rudy-toot-toot
and rummy tum tums.
Santa Claus is coming to town.

Little toy dolls
that cuddle and coo,
Elephants, boats
and Kiddie cars too.
Santa Claus is coming to town.

The kids in Girl and Boy Land
will have a jubilee.
They're gonna build a toyland town
all around the Christmas tree.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Cuando viene la semana de las cenas de empresa

1.- Las tías van vestidas como putas, con la ropa mas elegante del Zara e intentando no caerse con los tacones.
2.- Los tíos van vestidos como comerciales inmobiliarios o vendedores de coche, a la última moda del Massimo Dutti.
3.- Hay tías que piden Melendi y Los Deliqüentes en el Depo
4.- Hay que hacer colas kilométricas para entrar en Bikini
5.- Hay parejas metiendose la lengua hasta el esófago en el medio de la pista del Salamandra.
6.- Hay tíos que tienen ojeras, sobrepeso y pinta de esto hay que repetirlo porque hace mas de 6 meses que no salen.
7.- En los hoteles hay fiestas privadas de empresas donde las secretarías culonas dan todo en el pista con el jefe alopécico.
8.- El consumo de sal de frutas se dispara.
9.- Los cubatas son mas caros que la última vez que saliste. Creo

viernes, 17 de diciembre de 2010

bombai es lo que no hay (parte 2)

cogemos la moto de Deepak y entramos en el caos de bombai, la ciudad con mayor proporción de suicidas al volante del planeta, quizá ellos tienen las cosas muy claras respecto al tema de la reencarnación, yo no. varios rickshaws nos pasan a pocos centímetros, la gente aquí conduce de oídas, el 'horn please' pintado en el camión de delante lo deja claro, cientos de personas se lo toman en serio. Deepak culebrea entre el trafico como un puto suicida más, en un momento estamos a punto de estamparnos contra un puesto de frituras, un poco más tarde es el camión de 'horn please' el que nos arrincona contra la mediana. a mi me faltan manos para agarrarme a la moto, pienso que el asfalto está demasiado sucio para morir allí, pienso en las infecciones y en la repatriación del cadáver, al final consigo relajarme, el ruido de los claxones, los frenazos, los gapos y eruptos que lanzan los conductores que vamos dejando atrás, la noche es perfecta, la temperatura agradable de junio en Barcelona, y para colmo tenemos unas entradas para una peli de bollywood.
llegamos con los anuncios, la sala es inmensa, me esperaba algo más rupestre, hay mierda a espuertas pero todo es bastante moderno, se apagan las luces y Deepak me avisa que debemos ponernos en pie, suena el himno indio mientras en la pantalla hondea la bandera, como no, ir a ver una peli de bollywood es el puto deporte nacional, es como la jodida superwool, la canción no está nada mal, un tema a dos voces, seguramente dejando a parir a los pakis, al más puro estilo Arcade Fire. silencio y empezamos, la película deja las cosas bien claras desde los primeros minutos, unos títulos de crédito que son toda una orgía de colorido, ventiladores y slowmotion, de la película poco que contar, cliché tras cliché del chico conoce a chica y se enamoran, a partir de aquí, y una vez dejado atrás todo el snobismo de la nouvelle vague y el cine de jarmusch es cuando empiezas a flipar de verdad, a flipar con las coreos imposibles y con la sobreactuación de una trama en la que ya de por si todo se exagera hasta la desfachatez, sin medias tintas, en un in creecendo criminal para el que no existe techo alguno, si en la primera coreo habían 20 bailarines en la siguiente hay el doble, y cuando tras casi 3h llegamos al final de la película y despliegan la escena final, estoy por lanzarme al patio de butacas de puro éxtasis.

lunes, 13 de diciembre de 2010

El fantasma de Morente


Hoy solo quiero hablar de él, llenarme la boca de Enrique Morente.

Siempre me pareció un lujo ser contemporaneo de él, poder ver a un genio en directo. Tuve una época de locura flamenca. Luego escuché Omega, como un fan que yo era de Lagartija Nick, pero también del Lorca surrealista de Poeta en Nueva York y de Leonard Cohen.

Morente era muy listo, no se dejó llevar por la mezcla patatera de rock y flamenco que empeza a despuntar después de Veneno. Hizo la unión imposible de una forma creativa y arriesgada, no apta para todos los públicos, pero genial. Nunca abandonó esa curiosidad pueril por nuevas formas de música. Morente siguió y siguió innovando sin dejar de ser un flamenco de pies a cabezas, respetado y admirado por todos.

Tengo la suerte de haberlo visto en un Grec tocando Omega y luego, casi diez años después en el Primavera y en el FIB. Me quedo con aquellos conciertos y con el duende que siempre le acompañó. Descanse en paz maestro.

domingo, 12 de diciembre de 2010

bombai es lo que no hay

el aeropuerto de bombai huele a colonia barata, a pasillo de cosméticos del carrefour, un intento desesperado de ocultar otros aromas más terribles. allí espero durante lo que parecen siglos a que aparezca mi maleta, cada dos minutos parpadean los florescentes, saltan los fusibles y se detiene la cinta, unos poco afortunados se lanzan sobre sus pertenencias, el resto rezamos para no tener que usar durante los siguientes días los mismos calzoncillos, parece un milagro cuando veo aparecer mi bolsa por la cinta.
tras un par de controles salgo a la calle donde unas vallas metálicas, varios policías bizarros y un tío con metralleta agazapado detrás de unos sacos de arena, detienen a una muchedumbre desesperada por acercarse al aeropuerto, es como un concierto de shakira pero peor, allí todos somos shakira. entre los fans busco alguien con el cartelito de mi hotel, en ese momento la chuparía por una cama limpia, pero nadie a venido a buscarme, así que me toca buscarme un taxi. intento volver al aeropuerto para cambiar algunos euros pero de allí si sales no entras, las reglas son estrictas, aún así tengo suerte y un militar bigotudo se apiada de mi, de un grito saca a uno de los cambistas y allí mismo me pasa un fajo de billetes con la cara de ghandi. con solo traspasar la valla se me avalanzan un par de indios, uno pilla mi maleta mientras el otro me pide directamente propina, y me conducen hasta un taxi, quieren diez euros, dollares, cualquier moneda les sirve, mi taxista es más rápido y nos alejamos a todo meter entre insultos. en las calles de bombai la muerte circula motorizada, no existen semaforos, ni carriles, ni direcciones, el código circulatorio solo tiene una regla -por mis pelotas-. a los diez minutos estamos perdidos en unas calles que dejarían los peores barrios de hospitalet a la altura de pedralbes, no hay farolas, las casas parecen aguantarse por el tendido electrico y manadas de perros salvajes son los dueños de la noche, yo me agazapo en mi taxi, esperando el momento en el que el taxista se gire y me pida todo lo que tengo encima, y efectivamente el taxi se detiene, se gira el taxista y me confiesa que no tiene ni puta idea de como ir a mi hotel, les llamamos y conseguimos algunas indicaciones, creo que entonces mi corazón vuelve a andar de nuevo.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Transbordos

Hace doce años mi tren no salió de la Gare St Charles de Marsella con destino a Génova, donde debía cambiar para Venecia, porque un hombre se había tirado a las vías en las afueras. Me fui al día siguiente. El amigo al que iba a ver me había comentado que un asesino en serie merodeaba por esa línea, los trenes de los alrededores de Génova, que atacaba a las víctimas de noche en los lavabos. Como siempre le ha gustado tomarme el pelo no le eché mucha cuenta.

Cuando al subir al tren en Génova el revisor nos pidió los DNIs y se los llevó, prometiendo devolvérnoslos al día siguiente, y nos sugirió, más bien ordenó, a mí y a la parejita francesa que me acompañaba en el compartimento del coche-cama que cerráramos la puerta con el pestillo y no fuéramos al lavabo después de su última ronda, me hizo menos gracia.

Más allá de la medianoche alguien empezó a aporrear la puerta. No sabíamos si abrir o no. Era el revisor, intentando acomodar a un viajero que había subido en alguna estación en la que habíamos parado hacía poco. Con cara de chungo. Pero vi como el revisor se llevaba su pasaporte. Guay, si nos descuartiza, al menos nos tendrán bien identificados a los cuatro.

A la mañana siguiente entramos en Santa Lucia a las siete. Media hora antes el revisor volvió a aporrear la puerta, para devolvernos la documentación. Con el sol entrando por las ventanillas el lavabo solo daba miedo de sucio que estaba. En Venecia me esperaba mi amigo con una resaca tremenda. Nos fuimos a ver la ciudad, a comer no sé cuántas porciones de pizza, a sentarnos en un banco cercano a un canal para ver la paloma más punki y radioactiva de la historia de las palomas de ciudad turística. A encontrarme a la parejita del tren paseando en la plaza San Marcos.

Por la tarde seguimos hasta Trieste, mi destino final. Preciosa ciudad, me gustó tanto que me quedé una semana más de lo previsto, cambiando el billete de vuelta cada dos días, y porque me echaron. En su piso de Erasmus vinos en las noticias que esa tarde habían detenido al asesino de los trenes, cerca de Génova.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Cuando se acabó la suerte

Hubo un día en que se me acabó la suerte. Suspendí una asignatura en COU - química para más señas- y me fuí a septiembre. Seguramente en un instituto privado mis padres hubieran ido a hablar con el director y no solo me la hubieran aprobado sino que me habrían subido la nota.

Nunca pensé que ese error, mi vagancia sin límites, pudiera provocar que tuviera que dejar mi carrera hacia la universidad, quizá para siempre. Los hijos del baby-boom nunca lo tuvimos fácil, y las plazas para la universidad, para cualquier carrera, se acabaron en junio. Yo ajeno a todo aquello aprobé química en septiembre, fui a la selectividad de cachondeo pensando que a las ingenierías técnicas no hacia falta nota y aun así la aprobé.

Luego nos tocó ir cada dos por tres a la famosa calle Motores a sufrir colas inmensas y mendigar una plaza en la universidad que nunca obtuvimos. Alguien dijo que quizá en Vilanova podían haber plazas y nos fuimos un mes de oyentes y a visitar la secretaría a diario. No hubo suerte, me hundí y dejé de ir a Vila.

A veces iba al INEM a buscar trabajo o algún cursillo. Recuerdo estar en la cola con mi walkman escuchando "Me and the farmer" de Housemartins. Esos recuerdos absurdos que nunca se te borran. También intenté apuntarme a un curso de "azafatas de congresos" porque tenía una parte de inglés. Había que ver la cara del funcionario cuando le dije que quería rellenar los formularios para hacer ese curso.

Después mi padre me encontró un trabajo en una fábrica de botes metálicos, ocho horas a turnos en un trabajo en el que solo la música me entretenía. Lo único positivo es que tuve por primera vez dinero: me compré Levi's, unas Martens y camisetas guapas. Saliamos de fiesta con el Neng y otros amigos, a veces lo pagaba todo. Me saqué el carnet de conducir y cogía el coche de mi padre y nos ibamos a discotecas. La tristeza del lunes a viernes me la quemaba el fin de semana.

Fue un tiempo triste, de frustración pero también de reflexión. Gran parte de lo que soy ahora viene de entonces. Un año en que se acabó la suerte y tuve que ir a buscarla. Ya no te escapas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Tirarse al Metro

Tuve un amigo de la niñez que un día fue a una entrevista de trabajo en el centro de Barcelona. Al salir volvió al Metro y cuando pasó el primer tren se tiró. Mi amigo no estaba bien, no salía de casa hacía tiempo. Nunca supimos si la entrevista le fue bien o mal.

De las mil formas que puedes usar para dejar esta vida, quizá la más urbana sea tirarse al metro. Un estilo muy poco romántico y con grandes riesgos ya que tienes muchas posibilidades de no morir y acabar mutilado y sin facultades para volver a intentarlo. Dicen que se les ve a la legua, gente que en el anden mira al suelo, nervioso, que va dejando pasar los trenes, uno, dos, tres. Hasta que por fin se lanzan.

Nadie se entera de nada, ni de este ni de ningún otro suicidio. A la sociedad le podría despertar algún tipo de conciencia sobre el tipo de vida que lleva, y se les ocurre en masa seguir al suicida. Curioso por ejemplo que en la televisión se pueda hablar de todo menos de cosas como esta.

Cuando hace unos meses leí que el suicidio es la primera causa de muerte externa me pregunté si estamos haciendo lo suficiente para reducir este tipo de muertes. Si como ante cualquier otro problema alguien analiza las razones por las que esa persona ha muerto, si se hacen estadística y si se plantean acciones.
Me temo que no. Son muertes sin gloria, sin preguntas ni respuestas, sin solución alguna.

Quizás algún día cojas el metro o los cercanías y llegues tarde al trabajo, y alguno de esos días, habrá una persona a trozos debajo de un tren con un drama personal que podría no ser tan grave. Y pensaremos que se podía haber tirado en hora valle.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Mi abuelo

Mi abuelo era un personaje particular. Andaba sin descanso por todo el pueblo. Bebía un vinito en cada bar. Era un guasón que nos hacía reir a todos mofandose de mi abuela. Nunca le ví beber agua, pese a que lo intentamos incluso a la fuerza.

Mi abuelo era franquista convencido y a la mínima lanzaba proclamas contra la Pasionaria, el Campesino o la FAI. Mi abuelo estaba tocado por la guerra, nunca quiso ver una película de tiros.

Mi abuelo llegó a los ochenta y las piernas le flaquearon. Le regalamos un bastón y seguía yendo a andar y al bar a toda velocidad, cada vez mas doblado. De vez en cuando se caía. Tenía la frente llena de chichones y heridas. Mi abuelo era un cabezón.

Mi abuelo un día no pudo andar y se quedó en una silla. Y así se fue apagando poco a poco, hasta llegar a ser una auténtico vegetal en un geriátrico que a la vez era un manicomio.

Mi abuelo un día se murió, y yo estaba en Roma. No me pude despedir de él, aunque ya hacía mucho tiempo que él se despidió de nosotros. Ayer iba cojo a la biblioteca, a paso de tortuga pero seguro de que debía llegar a mi destino y de que nada me lo iba a impedir. Y me acordé de mi abuelo.

Ecologista vergonzoso

Desde niño fuí tímido, huía del contacto humano. Vendía mis besos a cien pesetas, a veces más. En el colegio casi no hablaba, aunque acabara de los primeros los ejercicios. “Hola ¿tienes un momento?” “No”

Ya en la adolescencia seguí callado, en segundo plano, jugaba al baloncesto de forma enfermiza, aprobaba con facilidad, sin destacar. Me salieron granos en la frente. “Hola soy de Greenpeace, ¿Tienes un momento?”

En la universidad decidí hacerme grunge cuando escuché por primera vez a Nirvana. Me dejé el pelo largo, que me tapaba la cara, llevaba ropas anchas y rotas. Siempre miraba hacia abajo, odiando todo a mi alrededor. La gente me miraba mal, nadie se sentaba a mi lado en el metro. Yo me dedicaba a leer a los clásicos de siglo XIX y a escuchar en mi habitación todo el ruido que mis oídos podían soportar. “Hola quieres firmar contra....”

He conseguido un trabajo que no precisa hablar con nadie, ocho horas delante de un ordenador, a oscuras, definiendo piezas en 3D y dibujando planos. A mi rollo con mi música. “Hola, quieres firmar contra los transgénicos” “por supuesto que sí” “pues acompañame a la mesa”