domingo, 25 de enero de 2009

Crítica de teatro: Sonata de Otoño


Sonata de otoño fue una película de Ingmar Bergman y protagonizada por la actriz que casi se llama como él, la Ingrid. En esta ocasión se trata de una adaptación teatral protagonizada por Marisa Paredes. Una mujer que siempre he creído que valía mucho mas para el teatro que para el cine donde pocas veces me la he creído. Demasiado sobreactuada.

La obra habla sobre el rencuentro de una madre, brillante concertista de piano, con sus hijas. De ahí salen a flotes los reproches de la hija y las justificaciones de la madre.

Evidentemente tus padres pueden ser mediocres o brillantes, atentos o descuidados, pero tarde o temprano les enjuicirás por sus actos hacia tí y seguramente los suspenderás. Y luego con los años, cuando hayas vivido más, los absolverás e incluso les pondrás un notable alto. Es una historia que se repite continuamente.

En cuanto a la obra, los actores están geniales, el guión es bueno y la puesta en escena es sencilla pero muy bien hecha. Aunque desde mi punto de vista dos horas de función es excesivo, sobretodo en una obra de tan pocos personajes.

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