lunes, 10 de marzo de 2008

De curso de estadística en Praga - primeras impresiones


Llegamos ayer. Día soleado como si estuviéramos en el Mediterráneo en vez de en Mitteleuropa. Comemos en una terraza justo frente al reloj, donde nos clavan, pero da igual porque no pagamos nosotras. Paseo hasta el puente, cruzamos a Mala Strana y subimos al castillo. Hacemos mil fotos cada una. Al bajar llevo a mis amigas al pequeño café al que se llega por un callejón tan angosto que hasta hay un semáforo de peatones. La gracia del café es que su terraza tiene una vista privilegiada del puente. Alucinan de que 14 años después todavía me acuerde. En esa terraza tomamos café los 4 ó 5 días de mi primera visita a esta ciudad, era el único pequeño lujo que podíamos permitirnos entonces.

Tomamos una cerveza en un bar, bonito, pero con música house mala a volumen no tolerable.
Hace 14 años en los bares sonaba música clásica, o folklore. No encontré, y fue una pena, aunque seguiré intentándolo estos días, el bar de autóctonos en el que nos sentamos años ha en una mesa compartida, a bebernos 3 botellas de Staropramen cada uno al lado de un par de señores con bigote de puntas largas, de uno de los cuales pudimos admirar su estupenda dentadura postiza: se le saltó en un estornudo y decidió que no valía la pena volver a ponérsela, y la dejó encima de la mesa, al lado del reloj que intentaban reparar y de nuestras botellas vacías.

El motivo de esta entrada, una constatación: el tamaño "normal" de una cerveza, ya sea de barril o de botella, es de 0,5 litros. Las botellas de agua mineral, 0,25 litros.

Segunda constatación: la plaza Wenceslao y la calle Na Prikope parecen Portal de l'Angel y Pelai. H&M, Zara, Mango, Nike, Sephora... todos han desembarcado aquí ya. Estas calles tenían más encanto antes, aunque dudo que los praguenses me den la razón, y no les culpo.
El curso de estadística, de momento bien. Hasta parece fácil.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya mierda. Yo fuí hace 9 años y tampoco había tiendas multinacionales. Aquí tambien nos estamos cargando tiendas de más de un siglo para poner Custo's de paredes blancas, como el de la Plaza del Pi.

Como dice Naomi Klein, la ocupación del espacio público por parte de las multinacionales es abusivo.

Yo en Praga me pillé un pedo muy majo con un grupo latino que acababa de conocer: portugueses, españoles, italianos, argentinos. Nos echaron del bar y todo.

Anónimo dijo...

No cejaremos en la búsqueda de los últimos lugares con encanto en esta tierra dominada por la mentira...

margarita la saxofonista dijo...

Yo estuve en Praga hace unos cuatro años también por curro, el mejor recuerdo es de un día que me levanté a les 6 de la mañana pedí un taxi,el hotel estaba fuera de la ciudad, y vi amanecer atravesando el puente de Carlos, con la luz anaranjada del amanecer y los praguenses abrigados hasta las orejas, y yendo al trabajo a pie o en bicicleta.
Por la noche cuando acababa el congreso íbamos a la ciudad pero aquello ya parecía un parque temático.
El levantarse a horas intenpestivas para llegar antes que las multitudes, parece que es la opción que queda para intentar encontrar la esencia de los lugares.

margarita la saxofonista dijo...

y bon viatge Andrea!