lunes, 10 de marzo de 2008

But Beautiful


Esta noche era la primera vez que veía a alguien después de quién sabe cuánto. Nadie hablaba ya con él, nadie comprendía lo que decía más que Lady. Había inventado un lenguaje para él sólo en el que las palabras eran una tonada, el habla, una especie de canto, un lenguaje meloso que endulzaba el mundo pero que era impotente para mantenerlo a raya. Cuanto más duro se presentaba el mundo, más suave se hacía su lenguaje, hasta que las palabras eran como tonterías cadenciosas, una magnífica canción que sólo Lady tenía oídos para oír.
Estaban en la esquina de la calle, esperando un taxi. Taxis; ella y Lester habían pasado más tiempo de sus vidas en taxis y autobuses que la mayoría de la gente en sus casas. Los semáforos colgaban como hermosas luces de Navidad: rojo perfecto, verde perfecto en un cielo azul.
Tiró de él hacia ella hasta que le tapó el rostro la sombra del ala de su sombrero y sus labios tocaron su mejilla. Su relación dependía de esos pequeños toques: picotearse con los labios, una mano en el codo del otro, poner los dedos en las manos de ella como si ya no fueran lo bastante corpóreos para arriesgar un contacto más firme. Pres era el hombre más amable que había conocido, su música era como una estola alrededor de sus hombros desnudos, sin ningún peso. Ella había amado su manera de tocar más que la de nadie y probablemente lo amaba más que nadie. Tal vez a la gente con quien no se folla se la ama con más pureza que a los demás. Nunca había ninguna promesa pero cada momento era como una promesa a punto de realizarse. Le miraba la cara, que parecía una esponja teñida de gris por la bebida, y se preguntaba si sus vidas llevaban las semillas de la ruina desde el nacimiento, una ruina a la que habían conseguido engañar unos cuantos años pero que nunca podrían evitar. Bebida, droga, cárcel. No es que los músicos de jazz murieran pronto, es que envejecían antes. Ella había vivido mil años en las canciones que había cantado, canciones de mujeres golpeadas y de hombres a los que amaban.

Pero hermoso- un libro de jazz. Geoff Dyer

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor no debería ser puro sino real.
Pq los músicos de jazz y su entorno son siempre así???

margarita la saxofonista dijo...

el jazz era considerada la música degenerada que tocaban los negros, es curioso como se ha intelectualizado después. El jazz dio la posibilidad de expresarse a gente que díficilmente hubiera destacado en cualquier otro arte.

Anónimo dijo...

Os sugiero "El perseguidor" de Cortazar

boyscout dijo...

nunca subestimes a un bakala