viernes, 18 de mayo de 2007

48 horas en Bilbao


Bilbao, es un ciudad pequeña, muy pequeña.


Mientras ellos se debaten entre el jersey Ralph Lauren y la camisa de cuadros, ellas caminan con zapatos blancos de tacón y mejillas sonrojadas por los rayos uva. Esporádicamente se puede ver algún poppy ataviado con el traje de referencia. El Guggenheim está un poquito oxidado, el perrito jardinero de la entrada esta en reformas. Han hecho un paseo marítimo por toda la ría.
Ambiente? Cero. Por el casco viejo todavía ves gente haciendo unos “potes”. Los restaurantes se concentran en una calle.

Lo más animado es el Corte inglés y la FNAC. En el primero solo destacan las dependientas de la joyería. En la FNAC nos encontramos por sorpresa con un concierto multitudinario de la Mala Rodriguez. Como es tan pequeña como Boyscout apenas le veo el flequillo.

Para colmo llego al aeropuerto y me encuentro a Fito sin los Fitipaldis, que es tan típico como encontrarte a Bjork en Reykjavik. Despues de verle solo ruego que cuando se me caiga el pelo tenga la visión de quitarme las patillas.

Voy en el avión repleto de jubilados del Inserso camino a Lloret. Mi compañero me cuenta que en el 61 vino a la Costa Brava con un colega en una Vespa. Si no hubiera estado su mujer quizá tambien me hubiera contado lo de aquella sueca que nunca olvidará.

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